martes, 9 de marzo de 2010

Infiltración Mundial 3ra. Parte


CAPITULO II

Revolución Violenta y Revolución Pacífica

Dogma Marxista que la Realidad Desmiente.

"Revolución Pacífica" es infiltración.

De Estados Unidos También Sacaron Provecho.


DOGMA MARXISTA QUE LA RFALIDAD DESMIENTE.



De acuerdo con el dogma fundamental del marxismo (tesis, antítesis y síntesis), el capitalismo se basa en la propiedad privada, explota a los obreros, crece al concentrar capitales, degenera en crisis económica de superproducción y aumenta así el número y la miseria de los proletarios. Y todo esto, añade el marxismo, “ocasiona inevitablemente que el proletariado se lance a la revolución, expropie los bienes de los capitalistas, cese la explotación del hombre por el hombre, desaparezca la crisis económica, aumente la productividad en forma extraordinaria y la personalidad humana y la cultura puedan desarrollarse libremente". O sea una especie de Paraíso.

Pero resulta que Rusia no estaba ni siquiera medianamente industrializada, ni era una potencio capitalista, ni había llegado a la concentración de capitales, ni tenía crisis de superproducción. No hubo tal proceso de auge capitalista, crisis por aumento de producción y revolución proletaria, sino que mediante golpes de terror cayó en el comunismo. No ocurrieron las etapas sucesivas auguradas por Marx. El cambio de régimen fue obra de una conjura.

Y una vez suprimida la propiedad privada ("expropiados los expropiadores") no cesó la "explotación del hombre por el hombre", ni aumentó la productividad, ni hubo auge, ni "la personalidad humana y le cultura" pudieron "desarrollarse libremente". Toda la teoría quedó desmentida en la práctica. Toda la teoría dizque filosófica, económica y política resultó ser únicamente la envoltura oropelesca de un sistema esencialmente hecho para dominar pueblos. Al imponerse el comunismo en un país aún no capitalizado, como Rusia, evidenció la falsedad de su dogma (tesis, antítesis y síntesis) de que el capitalismo crece y desemboca inevitablemente en el marxismo. También demostró que el marxismo no es consecuencia del capitalismo, sino conspiración que se impone por el engaño y el terror.

Los marxistas no-rusos se apoderaron de Rusia, porque vieron la oportunidad de aprovechar la ignorancia de las masas y los trastornos causados por la guerra, pero su propósito inicial era apoderarse de Alemania. Kissel Mordekay (conocido como Karl Marx) había dicho: "La inéluctabilidad histórica de este movimiento se limita, pues expresamente, a los países del Occidente europeo".



El "Manifiesto Comunista" de 1848, de Marx y Engels, decía: “A Alemania sobre todo es hacia donde se concentra la atención de los comunistas". La razón es que Alemania estaba fuertemente industrializada y el capitalismo había crecido allí considerablemente. Apoderarse de Alemania le daría al marxismo una gran influencia internacional, en armonía con el falso dogma marxista de que el capitalismo, al crecer, empobrece a las masas y determina que éstas reaccionen e impongan el comunismo. Así pretende este movimiento encubrir su esencia de conjura internacional, presentándose como acción reivindicadora nacida espontáneamente del pueblo.

A mediados del siglo pasado, en junio de 1849, los comunistas hicieron un esfuerzo supremo por apoderarse de Alemania. Provocaron agitación y sangrientos motines, pero fracasaron. El país tenía una sana opinión pública, que era un valladar contra los desorientadores, y tenía un ejército tradicional que derrotó a los subvertidores. Marx y Engels (nacidos en Alemania, aunque no alemanes). Continuaron conspirando y en 1864 Marx fundó la Primera lnternacional Comunista, que tenía por objeto inmediato lograr la comunización de Alemania. Todos los escritos, conferencias, juntas, etc., de los conjurados marxistas utilizaban el idioma alemán.

Todavía a principios del siglo XX llich Ulianov Blank (conocido como Nicolás Lenin), decía que prefería triunfar en Alemania que en Rusia y soñaba con formar (en una segunda etapa), un bloque de Alemania y Rusia para imponer el comunismo en todo el mundo.

Como en Rusia había menos defensas morales, Lenin vio la oportunidad de montar ahí su primera base de operaciones en 1917, y lo logró. Sin embargo, ya para el año siguiente los jefes rojos estaban haciendo desesperados intentos por comunizar a Alemania, aprovechando el fin desastroso de la guerra y la consiguiente desmoralización y desorientación del pueblo alemán.

Kurl Eisner (nacido en Alemania, pero no alemán) agitaba en el sur del país para que la provincia de Baviera se separara de la nación, y en 1919 proclamó en Baviera un régimen marxista de "consejos de obreros y soldados". La bandera roja ondeaba en los arsenales. La guerrilla urbana se había apoderado prácticamente de Munich en un golpe de sorpresa.
En Kiel y en Berlín fueron movidas otras chusmas comunizantes. En Berlín la guerrilla urbana era encabezada por Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg (nacidos en Alemania, pero no alemanes de sangre ni de espíritu), y pedían la abolición del ejército, la formación de una gendarmería mandada por oficiales elegidos por los gendarmes, y la desaparición del Estado Mayor General. Los revolucionarios se lanzaron sobre la Cancillería, pero la guarnición los dispersó a tiros. Los oficiales de una división de caballería capturaron y ejecutaron a Rosa Luxemburg y a Karl Liebknecht. Hubo aproximadamente mil muertos en los motines de Berlín, pero los rojos quedaron derrotados.



En Munich también reaccionó el ejército y barrió con el gobiernito soviético de Eisner. Lo mismo ocurrió en Kiel. La Infiltración física de los Eisner, los Liebknecht, los Luxemburg, etc., no había sido suficiente, aunque contaba con numerosos cómplices en la prensa, en las finanzas y en las dependencias oficiales. Y la Infiltración Mental había fallado también, ante una opinión pública que no se dejaba seducir fácilmente.



La revolución violenta fracasó así en Alemania en 1919. Pero la revolución violenta no es la única carta del marxismo. Cuando no se puede ganar todo de un golpe se recurre al plan mínimo, más lento, de la revolución pacífica. Ambas van a la misma meta, aunque a diferente velocidad.



Cuando no se puede o cuando se considera inoportuno tomar una fortaleza en ataque frontal y abierto, se le flanquea. Se le cerca, se le engaña, se le debilita, a reserva de asaltarla y conquistarla más tarde. Esto es lo que hace la llamada revolución pacífica.

El principal ideólogo de la "revolución pacífica” fue Eduard Bernsiein, nacido en 1850 en Alemania, como Marx y Engels, aunque tampoco alemán.

“REVOLUCIÓN PACÍFICA” ES INFILTRACIÓN.

Fallido el esfuerzo prematuro de “revolución violenta” en Alemania, la Internacional Comunista adoptó la táctica de la “revolución pacífica”. Y surgió el gobierno de Weimar, que era una engañosa coalición infiltrada de procomunistas discretos, al amparo de una amañada Constitución que fue redactada por el profesor Hugo Preus, nacido en Alemania como otros muchos marxistas, pero no-alemán, ni por la sangre ni por el espíritu.

La propaganda comunista se volvió más cauta, más sutil, penetrando en la prensa, en el teatro, en las universidades y en las fábricas.

Los rojos no olvidaban que habían fracasado en su revolución violenta al chocar con el ejército en Berlín, en Kiel y en Munich, y dedicaron muy especial atención a infiltrar las fuerzas armadas alemanas. Deberían empezar cuanto antes, en una lenta y difícil tarea, si es que querían cosechar los frutos veinte o treinta años después. Y empezaron desde luego. . .

Entretanto. la URSS entraba en su cuarto año de vida en situación caótica. Como el régimen marxista es de extrema represión, no puede elevan la productividad, la cual sólo crece bajo el estímulo de la propiedad privada, del disfrute del propio trabajo y de las garantías de libertad. La función específica del marxismo es dominar, no producir. Esto último lo hace en segundo lugar, siempre supeditado a que la dominación de todos los sectores sociales sea total, inapelable.

Un régimen así no puede aflojar los controles represivos porque entonces pierde el poder. En consecuencia, el comunismo se sostenía en el Kremlin, pero la producción se había desplomado en todo el país y una terrible crisis económica asfixiaba al pueblo. El número de muertos por hambre y desnutrición se calculaba en 1921 en cinco millones, sin contar los cientos de miles de rusos aniquilados en las "purgas" masivas para romper la oposición.

Ciertamente Lenin y los miles de marxistas no rusos que junto con él constituían el régimen soviético, tenían firmemente el poder en sus manos, pero la URSS era un país de analfabetos, sin técnicos, con débil y anticuada industria, que no se bastaba a sí misma, ni era una potencia como la que habían soñado para implantar el comunismo en todo el orbe, según el plan de la Revolución Mundial.

Para que la URSS saliera de su postración se, necesitaba la ayuda extranjera; de Alemania, por ejemplo, que era el vecino más próximo y el más fuerte. La ayuda alemana era imposible si se planteaba corno ayuda a la URSS, pero esta imposibilidad podía burlarse mediante la Infiltración en sus dos fases: la física y la mental.

Karl Radek y Leonid B. Brassin, del grupo no-ruso instalado en la cúspide del régimen soviético, se trasladaron a Berlín. (Redek había sido el cabecilla de la fallida revolución violenta de Alemania, en 1919). Ambos agentes hicieron contacto con los generales alemanes Kurt Von Scheleicher (jefe del Departamento de Asuntos Políticos de las fuerzas armadas alemanas) y el general Von Seeckt, jefe del ejército. Esto se realizó con la anuencia del gobierno alemán, que se hallaba infiltrado de procomunistas.
Los agentes soviéticos llevaban al Ejército Alemán, una proposición muy atractiva. Siempre han sido tentadores los pactos que el diablo ofrece.

Como Alemania no podía construir aviones ni tanques ni desarrollar nuevas armas, porque el tratado de Versalles se lo prohibía, los agentes soviéticos fueron a ofrecer bases en la URSS para que el Eiército Alemán pudiera hacer en ellas lo que se le impedía hacer en suelo alemán.

Para los políticos y los industriales alemanes había otra oferta igualmente tentadora; Como Alemania había perdido sus colonias v parte de su territorio y como le habían impuesto pagar una indemnización de 269,000 millones de marcos oro y un recargo del l2% sobre sus exportaciones, su situación económica era muy crítica. Había cesantía. En esas circunstancias la URSS ofrecía concesiones para que los capitalistas alemanes montaran fábricas en territorio soviético, de tal manera que podrían dar trabajo a muchos de los cesantes y luego obtener dividendos.

Para encubrir esas maniobras Lenin anunciaba la "Nueva Política Económica” de "trato suave" para el capitalismo.

La infiltración Mental penetró en los cerebros alemanes bajo diversos “slogans” o estribillos: “La URSS está cambiando"; "Moscú se está democratizando; “Para salir de la crisis produzcamos y vendamos en Rusia”; nuestra industria tiene la oportunidad de crecer"; "nuestro ejército tiene la posibilidad de desarrollar nuevas armas nuevas armas"; "el intercambio que se nos propone nos favorece"; etc., etc.

Y esa infiltración fue la base para que el 16 de abril de 1922 se firmara el Tratado de Rapallo, que se llamó "amistad v comercio”; Por la URSS lo firmo el Ministro Chicherin, no-ruso, y por Alemania lo firmó el Ministro Rathenau nacido en Alemania, pero que no era alemán ni por la sangre ni por el espíritu. Esencialmente procomunista, se hallaba infiltrado en el gobierno como defensor de las ventajas de la "economía planificada". Después de que se firmó el Tratado de Rapallo hubo una violenta reacción contra él, se le acusó de traición y fue asesinado por el marino Erwin Kern. Pero la infiltración mental en los círculos militares, económicos, políticos e industriales de Alemania acababa de hacer posible que la infiltración física llevara a cabo la concertación de un tratado que era una trampa contra Alemania, en favor de la URSS

A las fabricas alemanes Junker, de aviones, se les brindó "la oportunidad" de instalar una sucursal en Fili, en los suburbios de Moscú. Hugo Junkers llevó ingenieros, peritos, máquinas y planos y montó la primera fábrica de aviones de la URSS, Rusia se había quedado sin industria aeronáutica desde 1917, a raíz de la revolución que hizo emigrar al último de los ingenieros en esta rama, “lgor lvanovich Sikorski"; Junkers comenzó a entrenar personal ruso para su fábrica y estableció a fines de 1922 la primera ruta aérea de la URSS, entre Moscú y Gorky, y luego entre Moscú y Kiev.

Cerca de Voronesch, peritos alemanes organizaron la escuela “Lipenke" para pilotos y mecánicos. Allí se entrenó una escuadrilla rusa bajo instructores germanos.


Otros peritos alemanes organizaron una academia de tanques en Kazan, sobre el río Volga.

Entretanto, ingenieros y peritos alemanes llegaban a Leningrado y Nikolaiev a montar astilleros para la construcción de barcos de guerra y submarinos.


Las fábricas rusas de explosivos en Tula y Zlatoust fueron reorganizadas y modernizadas por expertos alemanes.

Todo parecía indicar que el Ejército Alemán estaba burlando las asfixiantes limitaciones que le imponía el Tratado de Versalles y que las fuerzas armadas alemanas se vigorizarían en sus nacientes bases sobre suelo soviético.

Simultáneamente, Moscú había "concedido" 68 concesiones a empresas alemanas para que montaran plantas en la URSS y produjeran una gran diversidad de artículos. En Alemania se decía que todo eso aliviaría el desempleo y fortalecería a la industria y a la economía alemanas.

Las fábricas Krupp enviaron gran cantidad de maquinas agrícolas para explotar los campos rusos al norte del Cáucaso.


La constructora de máquinas y vagones “Linke-Hofmann” llevó capital y técnicos a la URSS para aprovechar el campo de expansión que se le abría. Las fundiciones Wolff, de Colonia, hicieron otro tanto.
Pero el espejismo de qué la URSS había cambiado, de que estaba rectificando, de que Alemania podría beneficiarse del pacto de "amistad y comercio", comenzó a esfumarse al cabo de tres años. En 1925 la URSS empezó a anular concesiones, al paso que las nuevas plantas empezaban a funcionar y que personal soviético aprendía lo indispensable de los técnicos alemanes.

A Junkers se le habían "garantizado" treinta años para su fábrica de aviones cerca de Moscú, pero a los tres años perdió todo lo que había invertido. Algo semejante fue ocurriéndoles a los demás industriales e inversionistas.

En cuanto al Ejército Alemán, creó peritos rusos de tanques en Kazan, pilotos en Voronesch, constructores de barcos en Leninqrado v Nicolaiev, así como numerosos oficiales de Estado Mayor, pero a cambio de todo eso no obtuvo nada. La URSS no cumplía sus convenios ni sus promesas y el débil gobierno alemán (iinfiltrado de procomunistas) nada práctico podía hacer para obligarla a que los cumpliera.

Parte de la trampa había cumplido su misión y quedado ya sin efecto. Peno otra fase del Tratado de Rapallo sequía funcionando en Berlín bajo la "Sociedad Germanorrusa Para la Cultura y la Técnica", patrocinada por el famoso físico Einstein, nacido en Alemania pero no-alemán. También funcionaba una "Representación Comercial soviética".

Esta representación negociaba con diversas casas alemanas la compra de mercancías o de servicios y parecía que en eso no podía haber nada reprochable y que sólo un fanatismo ideológico, sin base, podía oponerse a un trato exclusivamente comercial, que beneficiaba a ambos contratantes.

La representación soviética ocupaba un edificio en la calle Lindenstrasse, de la capital alemana, que podía ser perfectamente observado por la policía. Sólo que a este edificio se le abrió un acceso secreto hacia una joyería ubicada en otra calle. Y por la joyería salían o entraban agentes de una red de espionaje industrial y técnico que espiaba saqueando secretos a numerosas fábricas alemanas.


Individuos nacidos en Alemania, aunque no alemanes, y otros que sí lo eran, pero que habían sido captados por el comunismo militaban en dicha red. Wilhulm Zeisser, Pieck, Ernst F. Wollweber, Erwin Krame, Erich Mielke, Arthur llmer y otros muchos iniciaron ahí su carrera de infiltrados o traidores, y veinte años después habrían de ocupar altos puestos en el régimen de la media Alemania dominada por el comunismo.

Walther Tygor, Richard Quast, Herman Dünow y algunos más, manejaban la falsificación de pasaportes y sellos para los agentes que necesitaban entrar a Alemania o salir de ella.

El químico Mayer ganó para la "Representación Comercial Soviética” secretos de las plantas alemanas Solvay, de productos químicos.
Kallenbach extraía de la Krupp diseños secretos de máquinas y los entregaba al agente Ruski, que viajaba a Moscú.

Fiodor Volodichev se robaba piezas de micrófonos y teletipos perfeccionados de la Siemens.


El inqeniero Wilhelm Richter se llevaba a Moscú documentos secretos de la fábrica de cemento Polysius.

Seiffert robaba tipos modernos de teléfonos de campaña.

Eduard Ludwig espiaba en las fábricas alemanas de aviones Junkers y Dornier; Theodor Pech extraía secretos sobre la producción de vidrio a prueba de balas, en Aquisgrán, etc., etc.
Una de las primeras fábricas que descubrió el saqueo, o sea la IG-Farben, organizó un cuerpo de detectives privados en Leverkusen, y poco después llego a descubrir que los soviéticos ya habían infiltrado a una secretaria en esos servicios de protección, con objeto de averiguar quiénes les seguían los pasos.

El Tratado de Rapallo fue un magnífico negocio para la. URSS, pues gracias a él logró rehacer sus cuadros de instructores militares, crear nuevas fábricas y recuperar muchos años que llevaba de atraso en el campo de la técnica.

En cambio, para Alemania fue una trampa; una pérdida de capital, de enseñanzas y de tiempo. Pero además, y esto resultó a la larga mucho más grave, al amparo del Tratado de Rapallo y utilizando los contactos directos que este implicaba, se introdujo en el Ejército Alemán una célula de Infiltración que al correr el tiempo desempeñaría un papel de extraordinaria importancia. Era muy pequeño el número de sus integrantes, pero su ubicación les confería una virulencia letal. El Tratado de Rapallo, con sus consecuencias, que se prolongaron durante más de 20 años, fue posible sólo por la Infiltración Mental que lo presentó como benéfico para Alemania.

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