UN BARZO DE LA CONJURA EN CONTACTO CON LONDRES.
La infiltración, que desde fines de la primera guerra mundial, había luchado denodadamente por alinear a Alemania en la Internacional Comunista, junto con Rusia, tenía en el Tercer Reich varios grupos ocultos, instalados principalmente en los órganos de información (prensa y radio), en el Ministerio de Relaciones Exteriores, en las finanzas, en el Estado Mayor General, en el Servicio Secreto de Contraespionaje, en las organizaciones obreras y en los círculos religiosos.
Las Leyes de Nurenberg restringiendo la actividad política judía, la disolución de la Masonería, la prohibición del Partido Comunista, la reorganización de las agrupaciones obreras y el Concordato con el Vaticano, destrozaron muchas redes de la infiltración, pero se salvaron grupos muy selectos en diversos sectores.
El conde Helmul Von Moltke, fiscal del Tribunal de Berlín, tenía una extensa propiedad en Kreisau, Prusia Oriental, y ahí se formó un grupo de infiltración que tomó el nombre de círculo de Kreisau. Von Molike era hijo de padre alemán y de madre extranjera, nacida en Sudáfrica, al parecer de ascendencia hebrea.
El Círculo de Kreisau se esforzaba por coordinar a los diversos grupos de oposición a Hitler, desde los declaradamente comunistas hasta los que militaban como católicos, conservadores o protestantes. Aunque el núcleo del círculo lo formaban procomunistas, su programa no lo revelaba así y sólo hablaba de "la desaparición del odio y la mentira", "el respeto a la dignidad humana" y !a promesa de que "en el nuevo Estado todo ciudadano contribuirá a las decisiones del gobierno".
Entre los más íntimos del Círculo se veneraba a Rosa Luxemburg como un símbolo, como "la primera víctima del nazismo". (Rosa Luxemburg había encabezado en 1919 varios motines para establecer el comunismo en Alemania y acabó siendo fusilada).
Gronowski v Jacobo Kaiser, líderes infiltrados en un movimiento de trabajadores católicos (casi medio millón) pasaron a formar parte del círculo de Kreisau. Ahí figuraban también Max Habermann y Wilhelm Leushner, procomunistas de los disueltos cuadros lideriles sindicales. Los tres primeros, hebreos, se denominaban alternativamente "demócrata-cristianos" o "social-demócratas". Los cuatro aducían móviles religiosos y morales paro formar células de conspiración entre los obreros, pero no conseguían gran cosa.
Max Fleischmann, del mismo origen racial que Habermann, Gronowski y Kaiser, se esforzaba por formar células entre los universitarios.
El Círculo de Kreisau mantenía contacto con los infiltrados del ejército y en el Servicio de contraespionaje. El doctor Goedeler, actuaba como coordinador general.
En dicho Círculo figuraba el teniente coronel de la reserva Fabián Von Schlabrendorff, quién había censurado a Hitler por haber expulsado del Parlamento a los líderes comunistas, aunque luego guardó silencio y prefirió trabajar en secreto.(1)
En 1939, en vísperas de la crisis de Polonia, Von Schlabrendorff 'ue escogido por el Círculo para que se trasladara a Londres a pedir que no se negociara con Hitler y que se le opusiera firme resistencia, con objeto de dar así aliento a los conjurados que trataban de derribarlo. "Mi viaje -dice Schlabrendorff- fue preparado por Canaris (infiltrado en la jefatura del Servicio de Contraespionaje). Entre las razones por las que fui escogido para esta misión se encontraba la especial naturaleza de los lazos que existían entre mi familia y la Corona Inglesa. Mi bisabuelo, Barón Stackmar, había sido durante muchos años el médico privado y consejero de confianza de la reina Victoria de Inglaterra".
Por otro conducto la infiltración ya habla hecho una gestión semejante a través de Weizsäcker, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania. Se había pedido al gobierno inglés que no hiciera concesiones a Alemania porque eso dificultaba la labor de quienes se disponían a derrocar a Hitler.
En Inglaterra había una corriente de opinión favorable a la amistad que Hitler ofrecía y dispuesta a dejarle a Alemania las manos libres para que invadiera a la URSS y liquidara al comunismo. Inicialmente esta corriente política estuvo encabezada por el príncipe heredero, que visitó a Hitler y que luego se convirtió en el rey Eduardo Vlll. Pero ya en el trono se le hizo gran escándalo por su futuro matrimonio con una divorciada y se le obligó a dimitir.
La otra corriente política, encabezada por Winston Churchill y por los grandes magnates no-británicos, quería impedir que Alemania derrotara al marxismo. Para evitarlo, ese grupo estaba dispuesto a llevar a la Gran Bretaña a la guerra, arrastrando también a Francia, Polonia, Holanda, Bélgica, Yugoslavia, Grecia, Turquía y otros países.
Churchill y los suyos tenían un buen argumento contra los pacifistas ingleses partidarios de la amistad con Alemania, pues les mostraban que ésta se hallaba dividida. De esa manera el Movimiento de infiltración que operaba dentro de Alemania (y que enviaba agentes a Londres para informar de sus actividades) prestaba ayuda a Churchill. A su vez, recibía aliento de éste.
Otros agentes, como Nicolaus Von Halem y Herbert Numm Von Schwarzensten hacían viajes a Italia, la URSS, Suecia y Francia para comunicar que la conjura dentro de Alemania ganaba terreno y que pronto daría un golpe decisivo.
(1) La Oposición Bajo Hitler.- Fabíán von Schlabrendorff.
Para muchos jefes extranjeros quedaba así claro que Alemania no era tan fuerte como parecía. Esto afectaba considerablemente las gestiones que Hitler realizaba a fin de afianzar la paz en Occidente.
En esos días Alemania afrontaba la crisis política con Polonia. El jefe de Estado Pilsudski había muerto y su sucesor dejó prácticamente sin efecto el Tratado de Amistad y no Agresión que tenían Alemania y Polonia. Pilsudski se había mostrado dispuesto a formar una alianza germano-polonesa contra la URSS. Pero el nuevo régimen, alentado por Gran Bretaña, por Francia y por Roosevelt, se oponía o Alemania. Y como Polonia se halla entre Alemania y la URSS era un obstáculo para la ofensivo alemana contra Moscú.
Por eso Hitler trataba de forzar a Polonia a que le permitiera un paso terrestre hasta Prusia Oriental, desde donde podía partir la invasión de Rusia, pero el régimen polaco se oponía.
Este había sido persuadido (desde Londres, Paris y Washington) de que si entraba en guerra contra los alemanes saldría ganando, porque Hitler caería en los primeros días de la contienda y el ejército polaco triunfaría con el apoyo británico y francés.
El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Von Ribbentrop ignoraba la existencia del Movimiento de infiltración; ignoraba, también, que esa arma secreta tuviera contactos con Londres, tan valiosos para el grupo de Churchill, y con base en informes optimistas de la situación le aseguró a Hitler que Inglaterra y Francia no intervendrían en favor de Polonia, en caso de guerra.
De esa manera, con una información errónea de lo que se sabía y se pensaba en la Gran Bretaña, Hitler atacó a Polonia, y 72 horas después Inglaterra y Francia le declaraban la guerra. Esto fue una sorpresa desagradable para Hitler, en cuyos planes no entraba combatir con Occidente.
Por cierto que con la ilusoria idea de alejar esa guerra, Hitler flaqueó en sus propios juicios y una semana antes cayó en una trampa de Moscú. En plena crisis con Londres y París (a consecuencia de Polonia) aceptó una reiterada propuesta de Stalin para firmar un "tratado de comercio y no agresión”. Hitler sabía que esa oferta era engañosa, que el tratado propuesto no duraría mucho tiempo, pero pensó erróneamente que de momento podría disuadir a Inglaterra y a Francia de ir a la guerra.
Naturalmente no fue así. El pacto, firmado el 23 de agosto (1939) no sorprendió a los gobiernos de Inglaterra y Francia porque secretamente se hallaban informados por Moscú acerca de la maniobra.
Los atractivos pactos con el diablo dan irremisiblemente malos resultados. Hitler no ganó nada y, por el contrario, facilitó el camino a los círculos procomunistas de París y Londres, los cuales engañaron más fácilmente a los pueblos inglés y francés. Cuando el 3 de septiembre Inglaterra y Francia le declararon la guerra a una Alemania con la cual no tenían conflicto real, se azuzó a la opinión pública anglofrancesa diciéndole que iba a luchar por la democracia y la libertad contra un Hitler aliado del comunismo. Pero en realidad no existía tal alianza. Y la lucha anglofrancesa no era en defensa de la democracia occidental, sino del imperialismo marxista.
EL TERRIBLE ENGAÑO QUE SUFRIÓ POLONIA.
Polonia no tenía necesidad de ir a la guerra contra Alemania. Nada podía ganar, pues aún triunfando, quedaba a merced de su enemigo comunista que desde hacía tiempo acechaba el momento de sojuzgarla, como ya lo había intentado en 1920 mediante un ataque armado. Polonia conocía perfectamente las intenciones del marxismo.
Por eso el general Pilsudski había firmado un tratado de amistad con Hitler en Enero de 1934, y estaba a punto de concertar una alianza germano-polonesa contra la URSS, pero murió en 1935 y fue reemplazado por José Beck, quién comenzó a cambiar de política.
Alemania pedía de Polonia un paso terrestre para vincular a Prusia Oriental (a través de territorio que había sido alemán) y poder montarla invasión contra la URSS.
Los círculos procomunistas de Inglaterra, Francia y Estados Unidos (con Churchill, Daladier y Roosebelt a la cabeza) azuzaron al régimen polaco, lo malinformaron, explotaron el orgullo de algunos políticos, haciéndoles creer en un fácil triunfo, y éstos llevaron a su pueblo a una guerra que irremisiblemente desembocaría en desastre, aunque Alemania fuera vencida.
En número de tropas de Polonia casi igualaba a las que Hitler podía lanzar contra ella, pero en armas, en instrucción y en estrategia los polacos eran muy inferiores. Se necesitaba una ceguera total para no verlo.
La aviación alemana era moderna, muy eficaz y la polaca tenía aparatos anticuados y personal poco adiestrado. La Luftwaffe contaba con un nuevo avión de bombardeo en picada conocido por la abreviatura de "Stuka". Era en realidad una artillería con alas para batir objetivos militares precisos.
La construcción del Stuka había tropezado con la oposición de diversos técnicos alemanes. El general ingeniero y piloto Richthoffen alegaba que el ''picado” por abajo de mil metros de altura no era posible ante el fuego enemigo y que por encima de esa altura no serviría de gran cosa.
El general piloto Milch sí tenía confianza en el Stuka, pero en las primeras pruebas el timón del aparato se había roto por la gran velocidad de picada. Además, frecuentemente el piloto se desvanecía al iniciar la curva de ascenso pues la sangre tendía a agolparse en las piernas y fluía débilmente a la cabeza.
En vista de esos inconvenientes el timón fue reforzado y se le instaló al aparato un dispositivo para que después de la picada recuperara automáticamente su posición de ascenso, mediante un aparato que era regulado por el altímetro.
Después de diversas reformas el Stuka llegó a estar listo en vísperas de la guerra. Tenía un motor de 1.150 caballos de fuerza y con quinientos kilos de bombas desarrollaba 320 kilómetros por hora en un radio de 200 kilómetros. Quince días antes de que se iniciaran las hostilidades se organizó una demostración de bombardeo. Tres escuadrillas con 27 aparatos participaban en la acción, al mando del capitán Watier Sigel.
Sobre los objetivos en el campo Neuhammer había nubes. A las tres escuadrillas se les informó que las nubes llegaban a dos mil metros de altura y que su base se encontraba a 900 metros del suelo. Por tanto, deberían picar en vuelo ciego y apuntar y bombardear hasta que atravesaran la capa de nubes. Los 27 stukas iniciaron la picada. El capitán Siegel contaba los segundos, escudriñando con la mirada el momento en que las nubes se desgarraran, pero pasaron diez segundos en que el aparato silbaba casi perpendicularmente al suelo y no se veía nada. Doce, catorce y quince segundos, y de pronto Siegel creyó distinguir algo oscuro en el fondo blanco de la nube. . . Jaló el timón de ascenso violentamente a la vez que gritaba por la radio a sus compañeros: "¡Eleven, las nubes tocan el suelo!" Siegel se salvó por aproximadamente dos metros de altura. Trece aviones más también lograron salir del picado apenas a tiempo, pero trece se estrellaron como bólidos en tierra y perecieron sus 2ó tripulantes.
¿Error, desgracia imprevisible, sabotaje? El general Richthoffen, que tanto se había opuesto a la construcción del Stuka, presenció aquella tragedia. Sin embargo, quedó en claro que lo ocurrido no era atribuible al aparato en sí.
La guerra por llegar empezaba a cobrar víctimas.
Otro hecho dramático, antes de que se iniciara la lucha, ocurrió el 25 de agosto (1939). Inicialmente la ofensiva alemana sobre Polonia estaba fijada para iniciarse el 26 de agosto a las 4:30 de la madrugada. El día 25 en la tarde todas las unidades comenzaron a ponerse en movimiento. Eran cinco ejércitos. Una gigantesca maquinaria de cerca de un millón de hombres. Pero ese día Hitler ordenó que la ofensiva no se lanzara porque realizaba un esfuerzo más para conjurar la guerra con Polonia.
La orden que cancelaba la ofensiva llegó a los principales puestos de mando a las ocho de la noche. Llegar a las comandancias de los cinco ejércitos era fácil, pero los cuerpos de ejército, las divisiones, los regimientos, los batallones, los tanques, la artillería motorizada, etc., se hallaban ya en marcha para cruzar la frontera a las 4:30 de la madrugada del día siguiente. Y eran las ocho de la noche. . .
Teléfonos de campaña, radio, telégrafos y mensajeros fueron movilizados premiosamente. Detener la gigantesca maquinaria en marcha, con cerca de un millón de hombres, era uña tarea dificilísima.
La orden llegó justo a tiempo a cada comandante de división (15,000 hombres, a cada regimiento, a cada batallón, a cada compañía, a cada sección, a cada pelotón. Sólo hubo una sección de asalto, con 30 soldados, que no recibió a tiempo la contraorden y que a las 4:30 de la madrugada del 26 de agosto cruzó la frontera, abrió el fuego y se dirigió a su objetivo. Sus instrucciones decían que resistiera y que en breves minutos un batallón convergería hacia ellos. Pero en todo el sector del décimo ejército nadie se movió tras ellos. La solitaria sección alemana, con su teniente al frente, se batió contra los polacos, resistió, luchó en espera de su batallón, hasta que fue totalmente aniquilada.
Aquellos 30 muertos pudieron haber sido los únicos entre Alemania y Polonia. Pero el esfuerzo de Hitler por evitar la contienda, proponiéndole a Inglaterra una alianza y a Polonia una negociación de la crisis fracasó entre el 26 y el 31 de agosto. Inglaterra contestó alentando a Polonia a la lucha, en tanto que Polonia decretó la movilización total y anunció que la respuesta a Hitler ya estaba dada "con las disposiciones militares tomadas por el gobierno polaco".
A las 4:45 de la madrugada del primero de septiembre se inició la guerra germano-polaca. Cinco ejércitos alemanes cruzaron la frontera para iniciar un gigantesco envolvimiento de otros tantos ejércitos polacos.
A continuación, Inglaterra y Francia le declaraban la guerra a Alemania.
La URSS estaba servida. En esa forma sus ocultos protectores de Occidente impedían que Alemania se lanzara con todo su poder concentrado hacia el imperio bolchevique. Tanto en Moscú como en Londres, París y Washington se sabía sin lugar a dudas que la URSS no tenía ninguna posibilidad de salvarse en una guerra a solas con Alemania.
Polonia fue el primer rompeolas. En su ceguera, víctima de la penetración mental de un enemigo que se le presentaba como aliado y protector, estaba combatiendo a favor del Kremlin, que luego la sojuzgaría. Sarcásticamente, Polonia ayudaba al comunismo, a su futuro conquistador.
Los polacos dieron a los alemanes una encarnizada batalla. Ciertamente que en l7 días la lucha ya estaba prácticamente resuelta, con medio millón de polacos prisioneros o dispersos, pero de ninguna manera había sido una campaña fácil.
Por primera vez en la historia de la guerra, Alemania utilizaba seis divisiones de tanques, en cooperación con la Luftwaffe que realizaba bombardeos de precisión para facilitarles el avance. Cierta literatura fantasiosa le ha atribuido a la aviación alemana la destrucción de la aviación polaca en los primeros dos días de la campaña, pero no fue así. Al principio había niebla y la aviación casi no actuó.
El l7 de septiembre Hitler hizo un nuevo ofrecimiento de paz a Inglaterra y Francia, pero se le contestó despectivamente.
La cooperación entre tanques y stukas fue la columna vertebral de la "guerra relámpago" (blitzkrieg), aunque al principio funcionó muy deficientemente. El ejército no estaba habituado a esta nueva táctica. El general Richthoffen se quejaba de que las vanguardias de tanques e infantería no le indicaban los puntos críticos, y es que los combatientes de tierra no se hallaban todavía sincronizados a la "artillería con alas" de los stukas.
La Luftwaffe fue la que prácticamente dio el golpe final. Resulta que los polacos construyeron fortificaciones en su capital, Varsovia, haciendo así de la ciudad una línea de combate. Los días 18, 19,22 v 24 los aviones alemanes se dedicaron a arrojar volantes pidiendo la rendición. Los polacos se negaron e rendirse porque todavía confiaban en recibir la ayuda que les habían prometido Inglaterra y Francia para que entraran en guerra. Pero era imposible que a tan gran distancia les llegara ningún auxilio. El día 25 la Luftwaffe lanzó 240 stukas y 100 bombarderos Do-17, que arrojaron 960 toneladas de bombas explosivas y 72 toneladas de bombas incendiarias sobre las concentraciones militares polacas en Varsovia.
Al día siguiente Polonia se rindió. Días antes la URSS había atacado por la espalda y ocupado la desguarnecida mitad oriental del país, con la aprobación de Londres y París, que se ostentaban como protectores de Polonia.
La Luftwaffe había sido concebida para atacar objetivos militares. Por eso desarrolló aviones de precisión y no de bombardeo masivo, y tenía instrucciones de evitar los objetivos militares en zonas urbanas densamente pobladas.
De eso dio testimonio el general Armengaud, agregado aéreo a la embajada de Francia en Varsovia, quien escribió: "Debo subrayar que la aviación alemana ha actuado conforme a las leyes de guerra, atacando solamente objetivos militares… Es de gran trascendencia que esto se conozca tanto en Francia como en Inglaterra, a fin de que no se emprendan acciones de represalia que ninguna justificación tendrían y qué nos llevarían a desencadenar una guerra aérea total".
Los temores del general francés estaban justificados. La propaganda se encargó de ocultar la realidad. Y es que se quería enardecer a la opinión pública occidental para que aceptara la guerra que se le había impuesto contra sus propios intereses, en favor del marxismo.
1 comentario:
SALVADOR BORREGO se presentara en Leòn,Guanajuato el proximo dia sabado 04 de septiembre del 2010, presentando su ultimo libro,firmado autografos y dando una conferencia sobre el "BICENTENARIO", pronto se publicar el lugar y hora, Gracias.
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