martes, 23 de febrero de 2010

Infiltración Mundial 2ª Parte.

Por la gracia de la Virgen de Agartha Ama de los Andes, LA VERDAD SALE NUEVAMENTE A LA LUZ...PARA QUE EL MUNDO ENTERO RECONOZCA AL VERDADERO ENEMIGO...Y LUCHE PARA RECUPERAR LA DIGNIDAD ...SI ES QUE AÚN HAY SANGRE EN LAS VENAS...ELLA NO ABANDONA A LOS SUYOS...


LO QUE TUVO DE RUSA

LA REVOLUCIÓN RUSA.


Es perfectamente sabido que los ideólogos y creadores del comunismo teórico fueron, en primer lugar, Kissel Mordekay (conocido como Karl Marx), autor del libro "El cápital" y del "Manifiesto Comunistái” de 1848; Frederick Engels, creador, de la Primera Internacional Comunista en 1849; Kart Gaútski autor de "Los orígenes del Cristianismo”, quien estructuró los más duros argumentos comunistas contra el catolicismo; Ferdinand Lassalle, organizador del Partido Obrero Alemán y autor de varias publicaciones que esbozaban ya la técnica de la subversión de masas; Eduard Bernstein, quien puso las bases de la “revolución pacífica" mediante la planeación


(1) Oriente, Menos Occidente' Igual a Cero-Por 'Werner Keller'


de etapas de "estatismo" e infiltración, o sea un recurso del propio marxismo para épocas y países en donde no puede avanzar abiertamente como tal. Y además de esas figuras de primer orden en el terreno de la creación doctrinaria, figuraron también como sus precursores Jacobo Lastrow, Max Hirsch, Edgar Lóening, Neumeizer, Fribourq, Cohen, Áaron, Adler, Franckel, Gompers, Wirschauer, Baber, Shatz, David Ricardo y otros muchos.

Pues bien, ninguno de esos ideólogos marxistas de primera fila era ruso.

En cuanto a los jefes prácticos que establecieron en Rusia el comunismo mediante la "revolución violenta", figuran en primer lugar los siguientes: Ilich Ulianov Blank (conocido como Nicolás Lenin), caudillo rojo y jefe absoluto de la URSS hasta 1924.


Lew Davidovich Bronstein (conocido como León Trotzky), creador del Ejército Rojo y autor de las primeras "purgas" masivas mediante las cuales la “revolución violenta" se impuso sobre el pueblo ruso. losif David Vissarion Djugashvili. (conocido como José Stalin) jefe revolucionario y ruego amo soviético desde 1924 hasta 1953.


Y junto a estos jefes de primer orden en la revolución roja figuran Zinoviev, Kamenev, Sujanov, Saguerky, Bogdanov, Uritsky, Riazanov, Abramovich, Kamkov, Gametsky, Meshkovsky, Parvus, Lapinsky, Babrof, Ortodox, Garin y otros muchos.


Pues bien, tampoco estos jefes revolucionarios que establecieron la dictadura marxista en Rusia eran rusos.


En cambio, fueron rusos los integrantes de las masas que en plena guerra mundial primera se entusiasmaron con la propaganda que les hablaba de hacer la paz, de adoptar nuevas estructuras que dieran tierras al campesino y de elevar el nivel de vida de los obreros.


Los dirigentes revolucionarios (no rusos) fueron quienes pusieron en circulación la campaña de desprestigio contra el régimen ruso, al que incluso llegaron a acusar de estar en complicidad con el enemigo alemán. En realidad eran dichos jefes revolucionarios los que se hallaban en tratos secretos con Berlín.


Aprovechando los racionamientos de guerra y el desaliento que producían las derrotas sufridas por Rusia en la guerra contre Alemania, los líderes rojos esparcieron el derrotismo e infiltraron la idea de que todo lo malo provenía de la casa reinante y de que todo lo bueno vendría de las nuevas estructuras marxistas.


Se creó así la confusión y el descontento que León Trotzky (recién llegado de los Estados Unidos) aprovechó para poner en acción la técnica del golpe de Estado y de la guerrilla urbana, a fin de capturar Petrogrado. La ciudad fue dividida en varios sectores, en cada uno de los cuales actuaba un pequeño grupo de revoltosos cortando vías de comunicación, paralizando servicios públicos, cerrando fábricas, etc., etc., para impulsar los motines. Unos cuantos disparos, hechos por marinos rebeldes, que ocasionaron ochenta víctimas, fueron el golpe final para que la ciudad quedara en poder del grupo revolucionario no ruso (8 de mayo de l9l7).


El Zar se hallaba en el frente de guerra y al enterarse de los motines de Petrogrado quiso retirar tropas para ir a restablecer el orden, pero el ejército se hallaba en difícil situación y los generales le aconsejaron que abdicara para apaciguar a los revolucionarios y no restar tropas al frente de guerra. Y el Zar abdicó.

Naturalmente los conjurados no se apaciguaron. En Moscú se formo una asamblea constituyente, vino luego el Régimen de transición de kerensky y días después el bolchevismo quedó dueño de Petrogrado y Moscú.


En esos momentos los comunistas eran aproximadamente 240'000, una minoría insignificante en relación con los l40 millones de habitantes que tenía Rusia.


No puede decirse que en la "revolución rusa" haya participado el pueblo en masa. No hubo grandes movimientos populares que abarcaran a todo el país. Cuando mucho, hubo “inmovilidad popular”, desconcierto, confusión, que el pequeño grupo no ruso aprovecho para poner en marcha sus planes de dominio.


Como el marxismo no había sido inventado para dar tierras al campesino, ni tampoco para mejorar la economía popular, ni para conceder libertades, pronto comenzó a revelar su verdadera índole.


Fue entonces cuando empezó a nacer una contrarrevolución integrada por los remanentes del anterior sistema de gobierno y por los decepcionados del nuevo régimen.


El país trataba de salvarse de la trampa en que había caído, pero correrían ríos de sangre para impedírselo.

IRRESISTIBLE ENGRANAJE DE

UN ARMA PERFECCIONADA.


El fenómeno de la contrarrevolución, de la reacción de un pueblo que descubre que ha sido engañado y lucha por salvarse, ya había sido previsto. Y no precisamente por la chusma, ni por las guerrillas urbanas de analfabetos y ex presidiarios, sino por el grupo de ideólogos no rusos que llevaron el comunismo hasta los palacios de Petrogrado.


Desde el momento mismo en que los comunistas lograron que el Zar abdicara, en 1917, pusieron en marcha un comité Extraordinario Para la Lucha Contra la Contrarrevolución y el Sabotaje, conocido abreviadamente como CHEKA. Estaba previsto que una minoría es capaz de imponerse a una mayoría mediante el engaño, pero como éste se desvanece al cabo de cierto tiempo, el dominio sólo puede conservarse mediante el terror, tal era la función escrupulosamente planeada de la CHEKA.


El jefe de este organismo era Félix E. Dzierzhinski, que en apariencia ostentaba la nacionalidad polaca, pero que no era polaco ni ruso.


No era ruso ni de nacimiento ni de espíritu. En el mismo caso se hallaban los demás funcionarios de la CHEKA, Jacob Golden, Gal Perstein, Woinsfein, Voguel, Blumkin, Koslowsky, Meichman y veintenas de especialistas más.


Inicialmente el régimen marxista sólo controlaba a Petrogrado (ahora Leningrado), Moscú y algunos aislados centros industriales, en medio de una abrumadora mayoría de población desorganizada que se le iba volviendo hostil. En ese crítico momento en que su existencia pendía de un hilo pudo subsistir gracias a la CHEKA, que posteriormente cambió su nombre por el de O. G. P. U. y más tarde por NKVD.


Estos organismos, idénticos en el fondo aunque diferentes por las siglas, fueron un férreo engranaje de control, una nueva arma del siglo XX.


La CHEKA fue un aparato de ingenio, sutileza, sagacidad y crueldad técnicamente combinada y manejada para infiltrar, desorientar, .desmoralizar y someter pueblos enteros. Desde el primer Momento comenzó a extender lazos fuera de la URSS, supuesto que su ámbito es la Revolución Mundial. Sin embargo, en los primeros años concentró casi todas sus energías al sometimiento del pueblo ruso.


Ese organismo represivo constaba de las siguientes dependencias, altamente especializadas :


Sección Contra-revolucionaria (K.R.O.).

Sección de Información (I.N.FO.).

Sección Extranjera (l.N.O.).

Sección Especial (S.P.E.K.O.).

Administración Económica {E.K.U.).

Sección de Operaciones (O.O.).

Sección de Oriente (W.O.).

Sección de Fronteras (P.O.).


Además, tenía secciones de Economato, de Club, de lmprenta, de Penitenciaría y otras.


Todas esas secciones forman un complicado sistema de redes de detección, infiltración, espionaje, contraespionaje, represión y terror. No se trata de un organismo policíaco sobrepuesto al pueblo, sino entreverado en el mismo pueblo, infiltrado en todos los estratos de la sociedad, en todos los puntos en que confluyen los diversos grupos sociales. Es una inmensa red de canales subterráneos mucho más efectivos que todo el engranaje gubernamental visible.

Desde el Zar hasta los más pequeños hijos del Zar; desde los altos funcionarios hasta los policías; desde los oficiales de academia hasta los soldados de carrera y tradición; desde los intelectuales afectos a la política hasta los pequeños burgueses reacios al nuevo régimen todos fueron aniquilados o llevados a campos de trabajo forzado. Los núcleos activa o potencialmente contrarrevolucionarios fueron perseguidos, diezmados y anulados.


Una minoría organizada que conoce su camino y su meta, siempre logra imponerse a una gran masa desorganizada, desorientada que no sabe a dónde ni cómo dirigirse.

Toda la capa pensante rusa; todo el limo del pueblo ruso, fue eliminado o dispersado. Lo que quedó en lugar de todo eso fue un grupo pensante no-ruso, apoyándose difícil y precariamente en algunas chusmas embriagadas de anarquía. Sin embargo, éstas iban descargando sus energías y tornaban a la vida normal. El reflujo producía un creciente número de desertores del movimiento revolucionario, aumentado por quienes se sentían defraudados por el comunismo práctico, bastante diferente de las engañosas promesas del comunismo teórico.


En Petrogrado, cuna de la revolución, los marinos del Báltico pidieron la abolición de la dictadura roja (2 de marzo de l92l) y contra ellos marchó una columna de exterminio encabezada por León Davidovich Bronstein (conocido como León Trotzky) quien aplicó un golpe de abrumante terror al ejecutar a diez mil de los opositores. Trotzky evidenció que si unos cuantos ejecutados pueden enardecer y estimular a la oposición, una montaña de cadáveres la aterra y paraliza.


El terror en pequeñas dosis exacerba al pueblo; en dosis masiva lo acobarda y doblega. La GHEKA actuaba con un profundo conocimiento psicológico de las masas y con una determinación glacial. Sus creadores y jefes nada tenían en común con la sencillez del pueblo ruso. Fue significativo, por ejemplo, que durante el choque soviéticopolaco, el "polaco" Víctor Stevskevich cayó prisionero de la URSS, pero no fue ni encarcelado ni fusilado. En el acto el jefe de la CHEKA, Dzierzhinski, le dio un alto cargo en el Departamento de Contraespionaje de la propia CHEKA. Al frente de este Departamento se hallaba otro no-ruso, o sea Renucci, nacido en Génova, Italia, y llegado a Rusia precisamente días antes de que triunfara la revolución bolchevique. Ahí adoptó el apellido de Artuzonov y recibió inmediatamente un puesto clave.


Todos esos jefes no-rusos descargaron golpes de terror masivo, abrumante, "técnico", que en los seis primeros años liquidaron a 54,000 oficiales del ejército tradicional, a 260,000 soldados a 70,000 policías, a 1,219 sacerdotes, 29 obispos, 15,000 profesionistas, 12,000 propietarios, 193,290 obreros y 815,000 campesinos.


Contra la CHEKA, la GPU, la NKVD, etc., no cabe ningún recurso legal. Prácticamente desaparece el sistema de abogados, tribunales y procedimientos judiciales que el mundo occidental practica desde el Imperio Romano. Los comunistas llaman "ramera metafísica" a la ciencia del Derecho y en su lugar erigen dependencias que pueden condenar y ejecutar en unos cuantos minutos, dirigidas por personal adiestrado en comunismo y en fácticas represivas.


El terror es elevado a la categoría de Arte y de ciencia, clasificado en tres grandes ramas: lo Fisiológico, a base de torturas de hambre, de sed y de impedimentos para el sueño. 2o. Terror: físico, a base de golpes, agujas bajo las uñas, convivencia con serpientes y otras mil torturas más. 3o.-El terror psicológico, consistente en detener a la esposa y a los hijos y hacer que éstos sufran y pidan al acusado que diga todo lo que sepa.


Cualquier resistencia tiene un límite y la que no se quiebra bajo un tipo de tortura se desploma bajo otro. Al final, el público puede ver veintenas y aun centenas de acusados que se confiesan culpables y que piden para sí mismos el castigo, cual si fueran sonámbulos, robots a los que previamente se hubiera destrozado el alma.


Talleres, minas, oficinas, vehículos de transporte, centros de reunión, son objeto de espionaje. Y a los miles de agentes adiestrados en esa labor se añaden cientos de miles de ciudadanos forzados a la delación. Si en un edificio se descubre a un contrarrevolucionario u opositor, serán también culpables sus vecinos. Y de esa manera todos se espían mutuamente, temerosos de tener que pagar la culpa ajena.


El pasaporte interno se estableció como forzoso para todo habitante de la URSS. En ese documento figuran su filiación, los miembros de su familia, su actuación política, su conducta en el trabajo, sus aportaciones "voluntarias", etc. No se puede viajar libremente de una ciudad a otra, sin motivo justificado y autorizado, y en muchas ciudades ni siquiera se puede pasar de un sector a otro.

Salir del país quedó prohibido y además una vasta zona fronteriza fue vedada a la población civil. "Cuando a orillas del Dniester contempláis la inmensa llanura que se extiende ante vuestros ojos tenéis la impresión de hallaros ante un país muerto. Nadie salvo algunos milicianos. La población soviética no está autorizada a acercarse a la orilla".


Tal es, desde la instauración de la URSS, lo que muchos años después fue bautizado como la Cortina de Hierro. Por eso desde 1920 se dijo que la URSS era un campo de concentración de 25 millones de kilómetros cuadrados con l60 millones de presidiarios y 20 millones de guardianes.


En aquel gigantesco país ya no penetra ninguna información (para el público) procedente del extranjero; ni periódicos, ni revistas, ni libros, ni siquiera las ondas de radio porque los aparatos rusos están fabricados para captar sus propias difusóras, además de que es un delito escuchar las extranjeras.


La Sección de lnformación (I.N.F.O.), dependiente de la CHEKA, convirtió en delatores forzosos {por intimidación) a más de un diez por ciento de los habitantes. Nadie puede confiar ya en nadie. La "soplonería" se practica como instinto de conservación y oficialmente es glorificada. Fue famoso el caso de un niño "héroe" komsomil, apellidado Maxinov, quien denunció a su padre y ocasionó que éste fuera condenado a cinco años de cárcel. El periódico "Pravda" (18 de septiembre de 1935) exaltaba al jovencito y lamentaba que al regresar a su casa hubiera encontrado a su madre llorando, víctima "de la vieja moral burguesa que aún no hemos dominado enteramente".


El gigantesco aparato represivo no actúa sobre la población como un organismo policiaco cualquiera, sino que se halla infiltrado en todo el sistema nervioso y circulatorio de los diversos sectores sociales. Desde el primer momento penetró hasta en la lglesia Ortodoxa para vincularla al régimen y hacerla instrumento de éste. Marx había escrito: "La religión de los trabajadores es atea porque busca restaurar la divinidad del hombre". Y de acuerdo con eso el comisario de Instrucción Pública, Lunacarskij, basó la instrucción pública en tres axiomas: que la religión es enemiga de los trabajadores, que la ciencia explica todo y no deja sitio a la religión y que la fe religiosa es una deslealtad hacia la URSS.


Y además de todo eso, un enorme organismo propagandístico. Como la revolución fue conjura planeada y no estallido espontáneo y popular, desde el primer momento comenzó a fundar escuelas de propagandistas rojos. Se seleccionó a individuos "mentalmente pasivos", pero "prácticamente activos" para que difundieran la propaganda en mil formas: conferencias, folletos, libros, clases escolares, manuales, por millones, .películas, radio, murales en las calles, en las oficinas, en los parques. El campo no escapa a los radiorreceptores colectivos de propaganda, se repite en todas las formas posibles que el régimen comunista es el más perfecto, el más justiciero, y que todos los demás pueblos de la tierra viven en circunstancias espantosas. En los países capitalistas, se afirma, “los obreros mueren de hambre y muchas veces ni se les recoge de las calles; los bosques de Bolonia y los grandes parques de las ciudades occidentales están reservados a los ricos."


El derecho al trabajo, el derecho a la instrucción, el derecho al descanso. La aplastante mayoría de los hombres que pueblan el globo terrestre pronuncian estas palabras para "expresar un sueño caro y en el presente irrealizable. Pero para los ciudadanos soviéticos estos derechos son naturales". (Pravda). . . "El centro de la ciencia y de la cultura mundial se ha transportado ahora a la URSS. Los trabajadores de la URSS y sus sabios son los portadores de lo más avanzado que existe en la cultura y en la ciencia sobre la tierra" (lzvestia, Dic.27 de 1936).


Los periódicos y revistas soviéticos publican exclusivamente los informes oficiales. No dan noticias ni de accidentes ni de protestas ni de hechos delictuosos, pues se quiere inducir al lector la imagen de que vive en el mejor de los mundos.


Una enorme burocracia gravita sobre la precaria economía de la población.


Aproximadamente hay nueve millones de servidores del Estado, o sea un 11%, casi el doble de cualquier país occidental. Francia tenía un 5.5% y se quejaba de exceso de burócratas. La ursa sostiene ese enorme lastre para utilizarlo en el complicado engranaje gubernativo y le concede múltiples prerrogativas económicas que es el precio de su fidelidad.


Antes de que el comunismo triunfara se hizo uña intensa propaganda en el ejército prometiendo que los oficiales serían electos por la tropa; la disciplina fue desprestigiada a los ojos de los soldados, pero una vez que el nuevo régimen llegó al Poder, fue destrozada toda la tradición militar y se impuso el terror de las "purgas". En lugar de la oficialidad con sentido caballeresco se crearon masas de "milicianos" bajo el control de la "Administración Política del Ejercito Rojo de Obreros y Campesinos", conocida con la abreviatura de PURKKA. Como el ejército no podía prescindir totalmente de los oficiales de academia, los hijos de la clase dominante fueron entrenados en escuelas especiales, y además a cada unidad militar se le asignó uno o varios "politruks", o sean "comisarios". Estos "comisarios" (en su mayoría) no son rusos ni de sangre ni do espíritu, aun cuando casi todos ostentan nombres rusos y han nacido en la URSS. Su poder dimana de la CHEKA, del GPU o de la NKVD y son los encargados de la instrucción política en los cuarteles, de los ascensos y de las "purgas". El organismo de la PURKKA, presente en todo cuerpo de ejército, en toda división, en todo regimiento, fue una creación terrorista de extraordinaria eficacia para impedir que las fuerzas armadas, por grandes que sean, lleguen a constituir una clase militar nacionalista, identificada con su pueblo, que en un momento dado pueda enfrentarse al poder despótico. La PURKKA hizo posible que las milicias soviéticas, nutridas con gente del pueblo, sean un instrumento ciego cada vez que se trate de reprimir al mismo pueblo.


Otra de las más grandes realizaciones represivas del primer régimen marxista del mundo fue la "reforma agraria". Antes del triunfo se atrajo a miles de campesinos con la promesa de darles tierras, pero una vez que el comunismo triunfó y que resolvió sus primeros conflictos de supervivencia, se suprimió la propiedad privada del campo y se instituyó el ejido colectivo (koljoz).

Fue aquello un cataclismo agrícola y económico como jamás lo ha vivido ningún otro pueblo. La supresión de la propiedad agrícola es antisocial, antieconómica y antihumana, pero el marxismo la impone para liquidar la independencia de la gran masa de población agrícola y para controlar toda la producción de víveres, base efectiva de poder. (l)


Los campesinos rusos se opusieron denodadamente a perder su tierra y a ser empleados del régimen, "colectivizados" sin derecho al producto de su trabajo. Pero todas las fuerzas represivas de la GPU; las milicias cayeron sobre ellos, inmisericordemente, y hubo matanzas, arrestos y traslados colectivos de población.


La llamada "ingeniería social" desarraigó de comarcas enteras a los que protestaban y los diseminó en lugares distantes, a la vez que a los más reacios los ejecutaba o los confinaba en campos de trabajo forzado.


La producción agrícola se desplomó y hubo hambre en todo el país en proporciones tan grandes que el hecho no pudo ser ocultado. El 29 de septiembre de l933 el Ministro dé Relaciones Exteriores de Noruega, presidente interino de la sociedad de las Naciones, pidió que el mundo occidental acudiera en auxilio de los soviéticos, una catástrofe estaba ocurriendo dentro de la URSS y en parte lo admitió poco


(1) A 42 años de la reforma agraria soviética la URSS tiene 52 millones de rusos en la agricultura y no producen ni siquiera lo indispensable para el consumo del país. Y Estados Unidos, sin reforma agraria y con propiedad agrícola, tiene 5.800,000 trabajadores agrícolas y produce lo necesario para su alto consumo interno y además para exportar a todo el mundo "incluso a los países comunistas con reforma agraria”.


después la prensa de Moscú. Estados Unidos le obsequió l4 millones de quintales de víveres. Según cálculos de diversas fuentes, incluso de funcionarios soviéticos que lograban huir al extranjero, durante la consumación de la "reforma agraria" murieron fusilados o en matanzas colectivas un millón de rusos. Durante los años inmediatamente siguientes, como consecuencia del desplome de la producción y el hambre consiguiente, murieron ocho millones más de rusos. En prisiones o en campos de concentración vivían en condiciones infrahumanas otros siete millones de antiguos habitantes agrícolas.


En resumen, habían muerto 9 millones de habitantes y otros 7 millones habían quedado al margen de la sociedad. El gran total de 16 millones de "marginados" arrojaba además 5 millones de niños no nacidos, de "ausentes". O sea que el pueblo ruso había hecho una segunda gran aportación forzosa de 21 millones de seres a la llamada Revolución Rusa.


Junto a la nueva estructura agraria soviética, que costó 9 millones de vidas, 7 millones de encarcelados y 5 millones de niños "no nacidos", la decantada crueldad de los zares resulta un inocente cuento de hadas. De 1906 a 1910 el lmperio mató a 4,362 revolucionarios o saboteadores.


Todo lo que el comunismo prometió con sus nuevas estructuras resultó falso en la práctica: el reparto de tierras, la redención del proletariado, la prosperidad del obrero, la libertad económica, la socialización de los medios de producción, el reparto de la "plusvalía" en beneficio del productor, etc., etc.


Todo era exclusivamente la envoltura engañosa, la fachada decorativa de lo que en esencia es un sistema de dominio total sobre el pueblo, con vistas a lograr un dominio mundial.


Según la teoría marxista, en los países de economía libre el individuo puede acumular riquezas porque retiene una parle del valor del trabajador ("plusvalía"), y a ese fenómeno el comunismo lo llama "explotación del hombre por el hombre". Si el marxismo impide que el individuo retenga la "plusvalía" y se enriquezca (para lo cual suprime la propiedad privada), en teoría el trabajador se beneficia quedándose con la "plusvalía" que antes le era arrebatada. Pero en la práctica ocurre que tal "plusvalía" es acaparada por .el régimen comunista, aun en mayor proporción que antes lo hacía el patrón. Y con el agravante de que, contra el nuevo Amo-Estado, ya no caben protestas, ni paros, ni huelgas, pues todo esto se castiga con pena de muerte o con cárcel.


La expropiación de las industrias y de todos los medios de producción, que el marxismo presenta como "socialización", no tiene nada de socialista, pues "socialismo significa apropiación de la producción por parte de la sociedad y no por el Estado... Para que el pueblo posea es necesario que administre; para que administre, tiene que deliberar; para que delibere, tiene que ser libre; libre de informarse, de discutir, de nombrar y de destituir, totalmente libre". (II)


En el Estado comunista el régimen dispone de la plusvalía ciento por ciento, inapelablemente, sin regateo posible, y la aumenta a su arbitrio como jamás puede hacerlo la iniciativa privada de un país no comunista.


En síntesis, es ingenuo perderse en muchos estudios sobre el “marxismo científico", pues éste sólo es un instrumento con organismos visibles y con organismos invisibles para dominar pueblos y someterlos a una dictadura sistemática, técnica, de eficacia represiva jamás imaginada. Todo esto apenas disfrazado y aderezado con una capa de ciencia económica y política.


Cincuenta años de comunismo así lo atestiguan en la URSS. Y lo refrendan los demás Estados marxistas China, Polonia, Rumania, Checoslovaquia, Hungría, Yugoslavia, Cuba, etc.

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