viernes, 20 de febrero de 2009

Inflacion Deflacion Cap. VI

Capítulo VI. "Unión Asombrosa, Inaudita"

"EE.UU. Y LA URSS DEBEN SER AMALGAMADOS"

Al parecer siguiendo una idea de Einstein y de Bertrand Russell, en 1947 el multimillonario Cyrus S. Eaton convocó a varios compañeros suyos para reunirse en su gran mansión de Pugwash, cerca de Washington. El grupo que ahí se formó tomó el nombre de "Pugwash".

Se hablaba entonces mucho de la "guerra fría" y en varios círculos norteamericanos había alarma por la expansión de la URSS. El objeto de la reunión de magnates fue el de integrar la International Basic Economy Co., para ayudar a la URSS económica, técnica, industrial y comerciaímente.

Eaton se había enriquecido con malas artes mediante empresas de gas y electricidad (particularmente durante la guerra) y estuvo en peligro de ser procesado por ganancias ilícitas, pero lo salvó el entonces presidente Roosevelt.

Dicho magnate decía a otros de su mismo origen racial: "Encontrémonos a mitad del camino con los soviéticos"... "Los Estados Unidos y la Unión Soviética deben ser amalgamados'".(1)

Por otra parte, Nelson Rockefeffer también canalizaba ayuda económica para (a URSS. Fue una época en que la prudencia aconsejaba que esa ayuda no fuera muy visible de gobierno a gobierno. Pero diversos potentados de Estados Unidos representativos del supracapitalismo occidental se reunían con los dictadores soviéticos a 24 kilómetros de Moscú, en lujosas mansiones con cancha de tenis, alberca, etc., para ver qué era lo que la URSS necesitaba más apremiantemente. (Eaton fue amigo y protector de Castro Ruz, ai que visitó varias veces en la Habana).

CLUB BILDERBERG.- En 1954 se celebró la primera reunión del Club Bilderberg, llamado así porque se efectuó en el hotel Bilderberg, de Oesterbeck, Holanda, propiedad de un magnate holandés. Al igual que el grupo "Pugwash" (formado 7 años antes), el "Bilderberg" se trazó la misión de trabajar en favor de un acercamiento entre los países comunistas y los no comunistas. Entre ambos existían enormes diferencias ideológicas y sociales, pero en el fondo, a manera de común denominador, regía el Supracapitalismo en las más altas esferas de mando. Había que estrechar lazos entre las dos diferentes formas de marchar hacia la Revolución Mundial.

El experto J.K. Galbraith, que trabajó en el régimen de Roosevelt, conocedor de secretos políticos y económicos del Supracapitalismo, anunció en 1981: "La organización capitalista moderna y la organización avanzada socialista no son diametralmente opuestas. Siguen caminos aproximadamente convergentes, convergencia que no es debida a las fuerzas ineluctables del mercado, sino a las necesidades comunes de la tecnología y la fabricación a gran escala, a las similaridades de la organización, a la común necesidad de planificación y a la fuerza de unas motivaciones similares'".(2)

1 ¿Quién está detrás de Kissinger? Pag. 73.- Ismerok Az Izazágot.

2 Memorias.- John Kenneth Galbraith. Editorial Grijalbo, Pag. 580.

"Pugwash" y tlBilderberg" son dos influyentes organismos que han trabajado en favor de dicha "convergencia", y dieron lugar a un tercer organismo mejor estructurado, que es el siguiente:
COMISIÓN TRILATERAL - En 1973 el Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos (CRE) tuvo un hijo, llamado Comisión Trilateral. El padre fue Zbigniew Brzezinki, judío originario de Polonia, protegido de Laurence y David Rockefeller, a quien éstos habían colocado nada menos que como jefe del Consejo de Seguridad de Norteamérica, en la administración del presidente Cárter. Poco antes de que naciera la Trilateral, Brzezinki decía que "el marxismo es una victoria de la razón sobre la fe... ha aportado a la acción política elementos de una ética poderosa y ha levantado la bandera del internacionalismo en una época cada vez más dominada por los odios nacionales". (Revista Ecounter, 1968).

La Comisión Trilateral se llama así porque cuenta con lo más granado de ios magnates de Norteamérica, de Europa y de Japón. Inicialmente lo integraron 214 personas. Algunas de ellas son: Por Estados Unidos: Alden Clausen, presidente del Banco de América; J.P. Austin, presidente de la Coca Cola; J.K. Jaimeson, presidente de la Exxon; lee Morgan, presidente de la Caterpillar; Michael Blumenthal, director de la Fundación Rockefeller, etc.,

Por Europa: Giovanni Agnelli, del complejo italiano Fiat; John loudon, presidente de la Royal Dutch Petroleum; Sir Eric Roll, director de la Banca Warburg; Thyssen, del acero, y Edmond Rotschild, de varios complejos financieros.

Por Japón: Cnujiro Fujino, presidente deí trust Mitsubishi; Sumió Hará, presidente del Banco de Tokio; Akio Morita, presidente de la Sony; Eiji Toyoda, presidente de la Toyota, Takeshi Watambe, presidente de la Triden International Finances, Takasi Ishihara, de la Nissan, y Yutaka Saito, de Nippon Steel. Además, figuran en la Trilateral editores de periódicos y revistas de Estados Unidos, Europa y Japón, y también representantes de universidades, encabezados por Graham Alison y Edwin Reischauner, de Harvard, y por el propio Brzezinski, del Instituto Ruso de Estudios Comunistas, de Harvard.

En mayo de 1980 David Rockefeller declaró que la Comisión Trilateral no constituye ninguna conjura y que su objetivo es simplemente la planificación y la organización.

Después de haber salvado de la derrota a la URSS (en 1940-1945) la cúpula financiera-económica de Occidente la estuvo subvencionando permanentemente, le dieron créditos el Chase Manhattan Bank, de David Rockefeller; el Banco de América; el de San Francisco; el First National City Bank, de Nueva York; el Continental Jüinois, de Chicago; la National Westminster Bank, de londres; el Banque Nationale de París y otros más.

La URSS gozaba de un rédito del 6%, en tanto que los ciudadanos norteamericanos tenían que pagar 10%. Bajo el gobierno de Kennedy, el Secretario del Departamento de Estado (Dean Rusk, anteriormente ejecutivo de la Fundación Rockefeller), aprobó que se financiara la venta de víveres para la URSS, cosa que siguió haciendo la administración de Johnson. Además, se le daba un precio inferior al que pagaban los ciudadanos americanos.

Por otra parte, la Butler Corporation de Kansas te construyó sitos a la URSS. La Rohem and Haas, de Filadelfia, le envió herbicidas, la Union Carbide y la Dow Chemical le fiaron fertilizantes, la Occidental Petroleum le suministró maquinaria. El presidente de la Boeing, Emest Boullion, autorizó que se construyera en la URSS una fábrica de motores para avión, la Yale and Town, de Cyrus Eaton, le financióuna fábrica de neumáticos.

En fin, la lista de subvenciones para el Kremlin sería enorme. David Rockefeller fue a Moscú a conversar con Krushchev, en 1964, y declaró: "Hace largo tiempo que tenemos la costumbre de trabajar juntos". Años después, en 1976, Armand Hammer, presidente de la Occidental Petroleum, hizo una inversión de 2.000 millones de dólares para que el dictador Brejnev tuviera una enorme planta de fertilizantes. (El padre de Hammer, hebreo emigrado de Odessa y uno de los fundadores del Partido Comunista americano, ya había participado en 1918 en la tramitación de empréstitos para los revolucionarios soviéticos).

En el Consejo Económico-Comercial Soviétíco-Americano han figurado magnates de primer orden, como Alden Clausen, del Banco de América; Armand Hammer, de la Occidental Petroleum; Howard L. Clzrk, de la American Express; Richard Gertenberg, de la General Motors; Frank T. Carry, de la IBM; Irving Shapiro, de la Du Pont; William Rockwell, de la industria de armamentos; Reginaldo H. jones, de la General Electric, David Rockefeller y otros muchos. (1)

1 Vodka-Cola.- Charles levinson. Editorial Argos. Barcelona. 1979.

También de Inglaterra, Francia, Italia, Holanda y Bélgica se ha venido enviando ayuda a la URSS, las empresas supracapitalístas de Francia se han mostrado muy magnánimas. Entre ellas figuran fas siguientes:

• La Schneider, de siderurgia; la ElF, de petroquímica; la Compañía General de Electricidad, de material eléctrico; la Citroen, de automóviles; la Rhóne-Poulenc; de química; la Thomson Brandt, de electrónica; la Renault, de motores; la GEXA, de fertilizantes; el Banco de París (Paribas); la Cía. Financiera de Suez; el Crédito lyonnais y la Sociedad General.

• La Unión Internacional Inmobiliaria, francesa, financió la construcción de un gran hotel en Moscú, para las Olimpiadas de 1980.

• La Casa Jean-Baptiste Doumeng (rey del vino y la mantequilla) ha surtido a la URSS de mantequilla, a menor precio que el pagado por los franceses.

• El Banco Rothschild y el Eurobank facilitan toda clase de transacciones benéficas para Moscú.
Hasta Italia con frecuentes crisis políticas y económicas, ha ayudado a Moscú mediante el complejo industria} "Fiat", encabezado por Giovanni AgneJíi, miembro de la Comisión Trilátera!. Otras firmas, como la Pirelli, Montedison y Olivetti también han cooperado.

A veces la ayuda fluye en forma de "triangulaciones". Por ejemplo, en 1977 el Fondo Monetario
Internacional, de Washington, concedió a Italia un crédito de 500 millones de dólares, y poco después Italia le abría a la URSS un crédito por 650 millones de dólares.

Aurelio Peccei, vicepresidente de la Fiat, publicó en la revista "The Futurist", de agosto de 1971, la siguiente declaración: "Nosotros no queremos de ningún modo debilitar a los soviéticos, sino por el contrario, ayudarlos a reforzarse", (la revista es financiada por la Fundación Rockefeller, la Ford, Rand, Xerox, Massachussetts Institute y Hudson Institute).

Muchos de los créditos concedidos a la URSS tienen el aval de los gobiernos occidentales, de tai manera que si Moscú no paga -como ocurre siempre-, en última instancia las pérdidas se cubren con dinero de los contribuyentes.

"UNION ASOMBROSA, EXTRAÑA, INAUDITA"

El escritor ruso Alexander Solzhenitsky, milagrosamente escapado de la URSS, hizo una visita a Estados Unidos y les explicó a los obreros norteamericanos que el pueblo ruso se siente unido a ellos, pero que a la vez existe otra "unión extraña, asombrosa, inaudita; me refiero a la alianza de nuestros jefes comunistas con vuestros capitalistas. Esta alianza no es reciente. Armando Hammer, que es muy famoso, puso la primera piedra y dio los primeros pasos en vida de Lenin, al principio de la revolución... Desde entonces, durante estos cincuenta años, observamos un apoyo permanente e ininterrumpido por parte de los hombres de negocios de Occidente a los jefes comunistas soviéticos, socorriéndolos en su economía inepta y absurda...

"El propio Stalin reconocía que dos terceras partes de lo que precisaba la economía de la URSS procedía de Occidente. Y si la URSS tiene hoy unas fuerzas armadas y una policía poderosísima para aplastar nuestro movimiento de liberación, debemos agradecérselo también a vuestros capitalistas occidentales..." (Solzhenitsky no pudo hacer la distinción entre capitalismo apolítico, sano, y Supracapitalismo).

El escritor ruso narró las torturas vividas por los habitantes de la URSS bajo el dominio de un solo patrón (el Estado) y el régimen de "pasaporte interno"; explicó las crueldades en los campos de concentración, que hasta entonces habían costado 44 millones de muertos; el terror ejercido por los jefes de la NKVD, "todos ellos de procedencia judía"... "Los cuarenta mil fusilados mensualmente entre 1937 y 1938... Es sobrecogedor. El mundo no es analfabeto... Sin embargo, es como si nadie quisiera comprenderlo. La comunidad se comporta como si no quisiera hacerse cargo de lo que es el comunismo. Como si no quisiera entender".

Tal vez, agregó el escritor ruso, porque "la esencia del comunismo rebasa totalmente los límites del entendimiento humano. Es imposible creer que los propios hombres hayan concebido tal monstruosidad. Precisamente porque excede el nivel de la comprensión humana, por esto tal vez es tan difícil comprender el comunismo... ¡Cuántos hechos concretos ha dado el comunismo a la humanidad! Han retumbado los tanques en Budapest. Como si nada. Volvieron a retumbar en Checoslovaquia. Nada. A otro cualquiera no le hubieseis perdonado. Sin embargo, al comunismo se le tolera todo..." Y volvía a preguntarse Solzhenitsky el porqué de esa "unión extraña, asombrosa, inaudita de nuestros jefes comunistas con vuestros capitalistas".

La respuesta consiste en que el pueblo americano no ha venido ayudando a los dictadores marxistas; en que el capital sano, americano, tampoco lo ha hecho, pero que la alianza funciona entre el Supracapitalismo judío de Occidente y el de Oriente.

Ese factor de unión ha existido siempre. En el inicio de la Revolución Soviética actuaba alrededor del presidente norteamericano Woodrow Wilson. Durante todas las reelecciones de Roosevelt estuvo decididamente presente (pues el mismo Roosevelt era descendiente de judíos). Lo mismo ocurrió con el presidente Dwight David Eisenhower. Ni Kennedy, católico, escapó al control, ya que de un total de 82 puestos gubernamentales importantes, 64 eran ocupados por gente de confianza del CRE. Asesinado Kennedy, nada fundamental varió con su sucesor, Lyndon Baynes Johnson (hijo de Samuel Elias Johnson y de Rebekah).

Nixon, personalmente ajeno al grupo de los "encubiertos", no pudo eludir el control del CRE, que le puso como Secretario de Estado a Heinz Abraham Kissinger Stern (conocido públicamente como Henry Kissinger), hijo de rabino, nacido en Alemania y emigrado a Estados Unidos al cumplir 15 años, cuando la Casa Rockefeller lo tomó bajo su protección para encumbrarlo. Kissinger ha sido partidario de llegar a "una comunidad supranacional", o sea, al Gobierno Mundial, meta de la Revolución. Y fue tan grande el "mareaje" alrededor de Nixon que resultó fácil hacerle un ridículo escándalo, por unas cintas, derribarlo y substituirte con Gerard Ford. De paso, Kissinger había consumado la entrega de Vietnam, Laos y Camboya al comunismo.

El presidente Ford era considerado un "Rockefeller-boy" (muchacho de Rockefeller). Su sucesor, Cárter, fue sacado del anonimato y promovido a la Presidencia por el CRE, por la Comisión Trilateral y por la Fundación Rockefeller, con apoyo económico del Chase Manhattan Bank, Citybank, Morgan Cuarranty Trust, IBM, Coca Cola, General Motors, Du Pont y la Fundación Carnegie, y por los grandes medios de difusión.

Cárter fue tan obsequioso con el comunismo internacional -al que le regaló diez países-, que hubo alarma en Estados Unidos y se creó una coyuntura para que llegara a la presidencia Ronald Reagan, quien le quitó al CRE el control del Departamento de Estado (nombrando para ese puesto al general Haig), pero en sus dos primeros meses de gobierno fue duramente criticado por la gran prensa y sufrió un grave atentado, después de lo cual dio marcha atrás en algunos aspectos, aunque logró modernizar el arsenal militar norteamericano.(l)

1 Más información en "¿Qué Pasa con EE.UU.?".- S. Borrego E.

Con George Bush padre la situación no ha variado substancialmente. Atendiendo a los intereses judíos lanzó violentamente a su país al conflicto del Golfo Pérsico.

Profundizando un poco más allá de la superficie de la historia que nos habla de la fuerza electoral del pueblo americano, es claro que detrás de eso funciona un poder páratelo, con múltiples y eficaces controles. Poder paralelo (Supracapitalismo) que ha venido siendo el patrocinador del otro poder que impera en la URSS.

Cuando el elector se siente defraudado por el Partido Demócrata, vota por el Republicano, o viceversa, pero nada fundamental cambia. Lo que en tiempos de Roosevelt fue un amasiato con la URSS de Stalin, en 1991 se convirtió en oficial maridaje con Gorbachov, y en 1992 con Yeltsin.
Sólo ha sido necesario que el imperio marxista abra ei puño en que encerraba a la Europa oriental para que sea presentado como una democracia angelical y se acreciente aún más la ayuda que ya se le venía dando.

ENTRE DOS TÁCTICAS ¿CUAL ERA LA MEJOR?

Al terminar la guerra en 1945 -y al fundarse ese año la ONU-, el marxismo con sede en Moscú recibió reconocimiento mundial y trato preferente como otra potencia igual a Estados Unidos, aunque estaba muy lejos de serio.

Así ocurrió que el marxismo (rama violenta de la Revolución) se lanzara a dominar países en Europa, África y Asia, e incluso llegó hasta Cuba. Más de 20 naciones quedaron bajo su dominio. Parecía ser la rama más eficaz.

Ese avance tuvo la simpatía de influyentes círculos de Estados Unidos. El Supracapitalismo occidental no cesó de auxiliar a su hermano de Moscú. Ante ese fenómeno hubo alarma de prominentes norteamericanos, como James V. Forrestal, Secretario de la Defensa, quien trató de que los Partidos Republicano y Demócrata se substrajeran a la influencia de las cúpulas financieras-judías. Bemard Baruch quiso intimidarlo, y finalmente el presidente Truman le pidió su renuncia. Pocos días después Forrestal murió trágicamente.

La Comisión Senatorial de Investigaciones de Actos Antinorteameicanos, encabezada por el senador José MacCarthy, prosiguió la obra de Forrestal y desenmascaró a numerosos personajes que estaban traicionando a Norteamérica, en beneficio de la URSS. Pero sucedió que los grandes medios de información (controlados por el CRE) se lanzaron contra él y convirtieron el término "macarthismo" en una palabra infamante, hasta que el Senado se apoyó en el escándalo y censuró a MacCarthy, con lo cual le volvió imposible continuar sus investigaciones, que ya apuntaban hacia el Consejo de Relaciones Exteriores (CRE). Luego se le internó en el hospital Bethesda (como a Forrestal) y murió casi repentinamente.

La ayuda que el Supracapitalismo estuvo dándole ai avance marxista hasta su llegada a Cuba, Angola, Vietnam, Camboya y Nicaragua, ¿podría consolidar la línea más violenta, radical y acelerada de la Revolución Mundial? Era una pregunta dave.

Dicha línea violenta había sido practicada por Cromwell en Inglaterra, hace tres siglos, pero tuvo qué desacelerar su marcha y disimularse como "fabianismo", "laborismo" y "democracia", la misma línea violenta había tenido su apoteosis de sangre en la Revolución Francesa de 1789 y parecía ya irresistible, pero no logró consolidarse.

En la URSS, con métodos más perfeccionados, con más subvenciones y con más tiempo, ¿sería viable?... En la práctica se vio que no... Y se vio claramente, ya, al empezar la década de los años ochenta.

Pese a sus aparatosos avances, la línea violenta (marxista) de la Revolución, llevaba crecientes debilidades en sus entrañas y resultaba inferior al sistema "gradual" ("democrático"), que la Revolución ha adoptado en Occidente. En términos generales esta táctica presenta las siguientes características:

• Control discreto de gobiernos "democráticos" mediante presiones financieras y políticas.

• Que cada nación, con "pluripartidismo", marche "democráticamente" para convertirse en provincia de un Gobierno Mundial.

• En vez de ocupar países con tropas extranjeras, que cada país utilice recursos propios para mantener el rumbo revolucionario.

• Socavar las bases religiosas en forma indirecta, en vez de atacar frontalmente al cristianismo.

• Fomentar el hedonismo, la búsqueda de placer, para que los pueblos se despreocupen de los valores tradicionales.

• Apaciguar a unos estratos con bienestar económico y a otros anularlos con pobreza anonadante.
Después de 70 años se vio que esa táctica era más lenta, pero mucho más efectiva que la adoptada por el Imperio marxista.

Ciertamente el marxismo midió cuanta dosis de castigo podía domar a un caballo salvaje y cuánta era suficiente para someter a un disidente activo. Ensayó fármacos "despersonalizantes11 para lograr que presos inocentes se declararan culpables. Creó sanatorios especiales para volver locos a ciudadanos cuerdos. Millones de habitantes fueron confinados en infernales campos de concentración. El terror se aplicó en dosis masivas contra opositores, posibles opositores y hasta parientes de éstos. En setenta años el marxismo liquidó más de 40 millones de vidas.

El plan violento marxista suponía que en dos generaciones todos los habitantes de su Imperio estarían definitiva y totalmente domesticados, y así convertidos en entusiastas marxistas. Pero no fue así... El misterio del dolor les preservó valores en su corazón. ¡Quién lo pensara!... Ni se habituaron a la esclavitud, por más que no pudieran zafarse de ella; ni perdieron la idea de Dios. Y tampoco se volvieron entusiastas marxistas adoradores del Estado. Por el contrario, su repudio al sistema se reflejó catastróficamente en el abatimiento de la producción.

Así se llegó hasta la década de los años 80s., cuando el dictador soviético Yuri Andropov (en realidad apellidado Liberman), inició el proceso para desarmar la gigantesca maquinaria comunista de la URSS. Precisamente él, que era ardiente partidario de la línea violenta; él, que había descuartizado a Hungría en 1956; él, que como jefe de la KGB había aterrorizado durante 15 años a todos los pueblos bajo su dominio.

Ese terrible dictador estuvo de acuerdo en "converger" con sus hermanos de Washington, pero murió en 1984, en vísperas de formalizar el cambio, cosa que le tocó consumar a su sucesor, Mijail Gorbachov, en abril del año siguiente, al anunciar de modo oficial la "perestroika" (reconstrucción). De ahí en adelante la tarea de erigir un gobierno mundial se simplificó. Ya no se experimentaría a través de dos caminos, sino de uno solo. En otras palabras, la impetuosa corriente marxista detuvo su marcha y se fusionó con el Supracapitalismo. El mando quedó centralizado en las Cúpulas de Washington y Nueva York. La gran CONVERGENCIA o CONCERTACION ha sorprendido a todos los que se resistían a admitir que el comunismo del Kremlin y la democracia supracapitalista de la Casa Blanca han sido -desde 1917- dos diversas caras de un mismo poder

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